Un hijo, dos hogares

Cuando hablamos sobre la coparentalidad, la gente se extraña de que una criatura viva en dos hogares. ¿Puede funcionar este tipo de organización familiar?

17 mar · Coparentalidad

Aleix

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Cuando hablamos sobre la coparentalidad como una nueva alternativa familiar, nos encontramos con que mucha gente se preocupa y se extraña al pensar que una criatura va a vivir en dos hogares distintos en vez de en uno solo. No obstante, esta situación ha sido siempre una realidad en las familias con padres divorciados, y aunque no sea lo ideal a vista de aquellos que creen únicamente en la idea familiar tradicional nuclear, la verdad es que funciona y no tiene por qué convertirse en algo traumático para nuestros hijos. 

Aun así, criar a un niño entre dos hogares va a requerir responsabilidad y organización por parte de los copadres, que deberán ponerse de acuerdo acerca del enfoque que quieren dar a la educación de sus hijos en el entorno familiar y del hogar.

Organizando la logística familiar

En cuanto a la organización de los cargos parentales, cada pareja coparental deberá establecer, a partir de sus preferencias, cómo quieren gestionarlo, por ejemplo: familias con mitad del tiempo cada progenitor, un fin de semana cada dos semanas, rotación de hogar una semana sí, otra no… Realmente no hay una opción correcta o incorrecta, lo único que es acertado, en este caso, es decidir un modo de vida que haga sentir bien a la criatura y que logre entender. 

Además, hay parejas coparentales que prefieren vivir muy cerca o en el mismo edificio, para que los peques puedan moverse por voluntad entre los dos hogares. Así, si están con uno o con otro pueden mantener el contacto con los dos copadres. 

También es importante destacar que la clave para la estabilidad está en convertirlo en un hábito. Educar al niño para que entienda el cambio de hogar como algo natural y que entra dentro de su rutina, para que no suponga un agobio para él. Establecer rutinas básicas y estilos de crianza en ambos hogares puede ser una buena solución para que no experimente un cambio brusco de escenario entre una casa y la otra. 

Por otro lado, creemos que es fundamental que el progenitor que no esté a cargo de su hijo pueda llamarle de vez en cuando para que le sienta más cerca y más vinculado a sus días. De este modo el cambio de hogar será más fácil, puesto que no tendrá la sensación de que está “abandonando” una parte de su vida cada vez que tiene que cambiar de casa. Otra opción favorable son las actividades en familia, algo que marcará positivamente al peque y que le reconfortará. Nunca viene mal organizar una cena, una salida o un plan todos juntos para que se sienta acogido y feliz. 

Y por último, pero no menos importante, desde Copaping creemos que es muy interesante crear un espacio especial para el niño, donde se celebre su identidad y pueda sentirse a gusto en los dos hogares. Por ejemplo, hacerle partícipe en la elección del diseño y crear un pequeño refugio para que esté cómodo en él.

Queremos acabar este artículo insistiendo en que existen un gran abanico de posibilidades para educar a nuestros hijos a partir de un vínculo coparental y que lo más importante, como en cualquier contexto familiar, es la actitud y las ganas que se tengan de hacer las cosas bien y dar una buena educación.

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